INFORMACIÓN DE ALGUNOS FESTEJOS Y
FIESTAS DE LA ZONA
En Baza, del 1 al 3 las Cruces de Mayo, en
la mayoría de los barrios de la ciudad.
Como siempre, la visita al Museo Arqueológico,
al Centro de interpretación de La Dama de Baza, los Baños Árabes y el recorrido
de la ciudad por el centro histórico. Los precios suelen ser muy asequibles
para todos nuestros visitantes.
En este mes de mayo propongo a todos los que vengan a nuestros alojamientos
ofrecerles gratis la visita al Centro de
Interpretación de la Dama de Baza, situado al lado de la antigua Basti, como
también “La Crátera”, un restaurante decorado con motivos arqueológicos, ya que
está al lado de donde se encontró la Dama de Baza, el Guerrero de Baza e
infinidad de piezas cerámicas de aquella época. Este restaurante rural está rodeado
de viñedos y dispone de una terraza jardín y de bodega propia. Os invitaré a un
vino con alguna tapa típica como pueden ser las migas.
También todos los que quieran venir están invitados a la romería que se
celebra en el Royo del Serval Gor. Entrada señalizada por la Venta de Vicario a
unos 3 Km. de la A-92.
Día 11 de mayo de
2014
ACTOS A REALIZAR
A partir de las 10 de la mañana
visita a la ermita a nuestra Virgen de Fátima.
A las 13 h. Santa misa en honor a
nuestra Señora de Fátima, amenizada por los coros rocieros “Aires de Gor”.
A las 14 h. Tapeo y sangría para
todos los asistentes.
A las 16 h Romería desde la ermita al cortijo del Obispo
y posterior retorno.
A las 18 h juegos para grandes y pequeños.
OS ESPERAMOS EN ESTE LUGAR SITUADO EN EL PARQUE NATURAL SIERRA DE BAZA
ENTRE ENCINAS Y PLANTAS AROMÁTICAS.
En este mes de mayo para los aficionados a la
literatura os ofrezco el relato
“ EL SUEÑO DE LA ENERGIA”
EL SUEÑO DE LA ENERGÍA
Como la televisión nos recuerda
constantemente, el deterioro de nuestro planeta Tierra, la crisis del petróleo
y el derroche energético que todos hacemos en mayor o menor medida, empecé a
pensar en ello con tal empeño que, cansado, terminé por quedar profundamente
dormido. Y en mi sueño, como Don Quijote, quería arreglarlo todo a mi manera. Soñé que la situación se había agravado hasta
límites insostenibles; el aire era irrespirable y multitud de partículas en
suspensión impedían ver las montañas cercanas. El agua potable era escasa, Los
acuíferos estaban agotados por no tomar a tiempo las medidas necesarias y
muchos animales habían desaparecido de nuestros campos, rompiendo
peligrosamente la cadena biológica.
Los políticos habían perdido el interés por
gobernar porque había poco dinero que administrar y muchos problemas que
resolver. La gente había comprendido que no debemos nada a los gobernantes de
cualquier signo, que todo es una farsa, una comparsa de carnaval, y sólo
confiaban en los científicos, que sí podían aportar soluciones a tanto problema.
Sólo a los científicos, ingenieros o
inventores les debemos el estado de bienestar.
¿Quién ha inventado esas cosechadoras que siegan media campiña al día? ¿Saben
los jóvenes de hoy la esclavitud que esto suponía para muchos hombres de
aquella época? Los tractores agrícolas,
las excavadoras, los camiones basculantes y otros tantos inventos fueron los que
nos llevaron a la prosperidad.
En
mi delirio onírico muchas cosas habían cambiado; por fin habían colocado unos
limitadores de velocidad en todos los vehículos y algunos agricultores instalaban
en sus tractores gasógenos de leña como en los años treinta.
En
esta época inconcreta de mi sueño era poco usual ver gente corriendo por los
caminos, y los gimnasios estaban más activos que nunca porque no cobraban por
sus servicios sino que pagaban periódicamente a sus clientes. La cinta
corredora había sido sustituida por una especie de noria impulsada por el
hombre que generaba energía como el resto de la maquinaria del gimnasio. Esta
energía producida por los que querían mejorar su cuerpo pasaba a la red y, como
era una energía limpia, el Estado la pagaba muy bien, y al mismo tiempo
concienciaba a todas a todas las personas de lo importante que era no dejar
luces ni ningún tipo de aparatos encendidos innecesariamente. La conciencia del ahorro y de reciclaje
también se notaba en las granjas de porcino, acondicionadas con digestores que
transformaban los purines de cerdo en gas metano y los residuos sólidos en
abono para los campos. Al ser autosuficientes, estas granjas presentaban la
ventaja de no contaminar los alrededores con filtraciones a los acuíferos o
emanaciones de insoportable olor.
Las comunidades autónomas, ante una crisis
tan profunda, aparcaron los sentimientos separatistas y se ayudaron mutuamente
con fondos para pagar a investigadores que fueran capaces de sacarlos del bache
energético.
Ajeno a todo esto, pero inevitablemente
vinculado, aparecía en mi ensoñación un hombre de pueblo, sencillo pero
despierto. No tenía una azada al hombro como pudiera esperarse ni era la
personificación del atraso, todo lo contrario; se paseaba en un artefacto de
aluminio, un platillo volante cuya parte superior estaba cubierta de células
fotovoltaicas que activaban un esfera o núcleo en su interior que creaba una
fuerza centrífuga superior proporcionalmente a la fuerza gravitatoria que el
planeta imponía, por lo que flotaba suavemente. Unas pequeñas turbinas
cambiaban su rumbo o lo impulsaban hacia delante. Este autodidacta se nutrió de
los conocimientos científicos necesarios, especialmente en física, electrónica
y mecánica y tomando piezas de electrodomésticos desechados construyó su propio
artefacto volador. Pero no se contentó
del todo este hombre excéntrico y gran observador de la naturaleza, si no que
pasaba las horas muertas contemplando el vibrante vuelo de las libélulas en un
viejo estanque para lograr volar en el futuro con artefactos basados en su
vibración.
Al final de mi sueño el planeta fue dejando
atrás su débil latido de enfermo agónico; los acuíferos olvidados del mayor
predador se fueron rellenando con las precipitaciones, algunas fuentes manaron
agua de nuevo y también la lluvia o la nieve recuperaron su inmemorial
protagonismo durante las estaciones frías. Nuestro planeta, aunque
convaleciente y malhumorado, empezaba a darnos algunas satisfacciones.
José Padilla Valdivieso
(Relato inédito de mi
archivo 06-02-2008)
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