jueves, 1 de mayo de 2014

     

  
       INFORMACIÓN DE ALGUNOS FESTEJOS Y FIESTAS DE LA ZONA
  
  En Baza, del 1 al 3 las Cruces de Mayo, en la mayoría de los barrios de la ciudad.
    Como siempre, la visita al Museo Arqueológico, al Centro de interpretación de La Dama de Baza, los Baños Árabes y el recorrido de la ciudad por el centro histórico. Los precios suelen ser muy asequibles para todos nuestros visitantes.
   En este mes de mayo propongo a todos los que vengan a nuestros alojamientos  ofrecerles gratis la visita al Centro de Interpretación de la Dama de Baza, situado al lado de la antigua Basti, como también “La Crátera”, un restaurante decorado con motivos arqueológicos, ya que está al lado de donde se encontró la Dama de Baza, el Guerrero de Baza e infinidad de piezas cerámicas de aquella época. Este restaurante rural está rodeado de viñedos y dispone de una terraza jardín y de bodega propia. Os invitaré a un vino con alguna tapa típica como pueden ser las migas.
   También todos los que quieran venir están invitados a la romería que se celebra en el Royo del Serval Gor. Entrada señalizada por la Venta de Vicario a unos 3 Km. de la A-92.
                                                                   Día 11 de mayo de 2014

                                   ACTOS A REALIZAR
A partir de las 10 de la mañana visita a la ermita a nuestra Virgen de Fátima.
A las 13 h. Santa misa en honor a nuestra Señora de Fátima, amenizada por los coros rocieros “Aires de Gor”.
A las 14 h. Tapeo y sangría para todos los asistentes.
A las 16 h  Romería desde la ermita al cortijo del Obispo y posterior retorno.
A las  18 h  juegos para grandes y pequeños.

  OS ESPERAMOS EN ESTE LUGAR SITUADO EN EL PARQUE NATURAL SIERRA DE BAZA ENTRE ENCINAS Y PLANTAS AROMÁTICAS.


 En este mes de mayo para los aficionados a la literatura os ofrezco el relato  “ EL SUEÑO DE LA ENERGIA”

                                                     EL SUEÑO DE LA ENERGÍA
  Como la televisión nos recuerda constantemente, el deterioro de nuestro planeta Tierra, la crisis del petróleo y el derroche energético que todos hacemos en mayor o menor medida, empecé a pensar en ello con tal empeño que, cansado, terminé por quedar profundamente dormido. Y en mi sueño, como Don Quijote, quería arreglarlo todo a mi manera.                Soñé que la situación se había agravado hasta límites insostenibles; el aire era irrespirable y multitud de partículas en suspensión impedían ver las montañas cercanas. El agua potable era escasa, Los acuíferos estaban agotados por no tomar a tiempo las medidas necesarias y muchos animales habían desaparecido de nuestros campos, rompiendo peligrosamente la cadena biológica.                                                                
   Los políticos habían perdido el interés por gobernar porque había poco dinero que administrar y muchos problemas que resolver. La gente había comprendido que no debemos nada a los gobernantes de cualquier signo, que todo es una farsa, una comparsa de carnaval, y sólo confiaban en los científicos, que sí podían aportar soluciones a tanto problema.                                                                                             Sólo a los científicos, ingenieros o inventores les debemos el estado de bienestar.  ¿Quién ha inventado esas cosechadoras que siegan media campiña al día? ¿Saben los jóvenes de hoy la esclavitud que esto suponía para muchos hombres de aquella época?  Los tractores agrícolas, las excavadoras, los camiones basculantes y otros tantos inventos fueron los que nos llevaron a la prosperidad.
En mi delirio onírico muchas cosas habían cambiado; por fin habían colocado unos limitadores de velocidad en todos los vehículos y algunos agricultores instalaban en sus tractores gasógenos de leña como en los años treinta.
     En esta época inconcreta de mi sueño era poco usual ver gente corriendo por los caminos, y los gimnasios estaban más activos que nunca porque no cobraban por sus servicios sino que pagaban periódicamente a sus clientes. La cinta corredora había sido sustituida por una especie de noria impulsada por el hombre que generaba energía como el resto de la maquinaria del gimnasio. Esta energía producida por los que querían mejorar su cuerpo pasaba a la red y, como era una energía limpia, el Estado la pagaba muy bien, y al mismo tiempo concienciaba a todas a todas las personas de lo importante que era no dejar luces ni ningún tipo de aparatos encendidos innecesariamente.   La conciencia del ahorro y de reciclaje también se notaba en las granjas de porcino, acondicionadas con digestores que transformaban los purines de cerdo en gas metano y los residuos sólidos en abono para los campos. Al ser autosuficientes, estas granjas presentaban la ventaja de no contaminar los alrededores con filtraciones a los acuíferos o emanaciones de insoportable olor.                                                              
   Las comunidades autónomas, ante una crisis tan profunda, aparcaron los sentimientos separatistas y se ayudaron mutuamente con fondos para pagar a investigadores que fueran capaces de sacarlos del bache energético.
   Ajeno a todo esto, pero inevitablemente vinculado, aparecía en mi ensoñación un hombre de pueblo, sencillo pero despierto. No tenía una azada al hombro como pudiera esperarse ni era la personificación del atraso, todo lo contrario; se paseaba en un artefacto de aluminio, un platillo volante cuya parte superior estaba cubierta de células fotovoltaicas que activaban un esfera o núcleo en su interior que creaba una fuerza centrífuga superior proporcionalmente a la fuerza gravitatoria que el planeta imponía, por lo que flotaba suavemente. Unas pequeñas turbinas cambiaban su rumbo o lo impulsaban hacia delante. Este autodidacta se nutrió de los conocimientos científicos necesarios, especialmente en física, electrónica y mecánica y tomando piezas de electrodomésticos desechados construyó su propio artefacto volador. Pero  no se contentó del todo este hombre excéntrico y gran observador de la naturaleza, si no que pasaba las horas muertas contemplando el vibrante vuelo de las libélulas en un viejo estanque para lograr volar en el futuro con artefactos basados en su vibración.
    Al final de mi sueño el planeta fue dejando atrás su débil latido de enfermo agónico; los acuíferos olvidados del mayor predador se fueron rellenando con las precipitaciones, algunas fuentes manaron agua de nuevo y también la lluvia o la nieve recuperaron su inmemorial protagonismo durante las estaciones frías. Nuestro planeta, aunque convaleciente y malhumorado, empezaba a darnos algunas satisfacciones.

                                                                                                         José Padilla Valdivieso


(Relato inédito de mi archivo  06-02-2008)   

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